Una parte importante del país –entusiasta y cívicamente- acudió el pasado domingo 23 de noviembre
Es muy sencillo: En el 2004, la oposición ganó los estados Zulia y Nueva Esparta, y las retuvo. En 2008, sumó con rotundos triunfos, a Carabobo, Táchira y Miranda, además de
Esto es, sin duda alguna, lo más claro que hay. Nada de pretensiones de estadista, de experticia en numerología ni análisis político-electorales como sacados del sombrero de un mago de circo. Ni chisteras ni chistes malos.
El país está clarito. El gobierno debe sacar bien sus cuentas, como bodeguero de pueblo con su lápiz y libreta.
Ya las mayorías, es decir, el “pueblo mesmo”, no está de su lado; atrás quedaron las consignas mortuorias de “patria, socialismo o muerte”; nada de rojo rojito para etiquetar las sumisas e incondicionales solidaridades.
Las graciosas entregas de neveras, cocinas y similares surtieron su efecto en algunos lugares; pero ya se conoce, ampliamente, cómo piensa
Preparados, entonces, para los compromisos, obligaciones y contiendas que depara el porvenir, como la que anuncia el destino provisor para el próximo año 2012. Como el Don Rafael del Derecho de Nacer, Venezuela habló e insistirá en su consigna democrática y de respeto por las libertades públicas.
En vez de andar sacando unas cuentas locas, utilizando, los espacios televisivos con largas peroratas que intentan convencernos de que el chavismo rojo rojito es una fuerza infalible, indetenible e invencible, el gobierno colorado debería tender los necesarios puentes de diálogo para la concertación, reconciliación nacional. Eso es lo aspira o sueña un país en calma y deseoso de la armonía y de un ambiente donde podamos estrecharnos las manos, aunque pendemos distinto.
Pero no, el co-gobierno, el respeto por la descentralización y el acatamiento a las reglas democráticas, so aspectos que causan escozor a la clase que hoy manda en Venezuela.
El gobierno es incapaz de revisar sus estrepitosos fracasos; ni siquiera se atreve (o sí) a consolar a sus emblemáticos candidatos perdedores y, en fin, asumir con decoro y convicción democrática que Venezuela es, verdaderamente, de todos, y no una parcela o finca particular que puede manejarse al antojo de una persona o de un gobierno intolerante, omnipresente y sin límites.
Parte de este espacio lo utilizaremos para comentar lo que, quizá mucha gente ya conoce; pero no queremos dejar pasar: Nunca creímos en el supuesto talante democrático del "otrora" golpista Rojas Suárez en Bolívar; la cómica, burda y detestable candidatura de “er conde del guácharo” perjudicó, notablemente, la opción del joven candidato y buen gerente Gustavo Marcano, y en Chacao siempre estuvo presente la posibilidad de perder ese espacio de la oposición política venezolana, “gracias” al desacuerdo de una ex adeca, el peñista muchacho, y hasta la misma arrogancia de Emilio Graterón. Ojala aprendan la leción.
En esta etapa que vive el país, viene a la mente el aserto: “le deseo la mejor suerte al hombre que hasta hoy fue mi contrincante, pero que, de ahora en adelante es “mi” presidente”. Esto lo dijo John Mc Cain, el candidato republicano en su discurso para reconocer el triunfo de su oponente demócrata Barak Obama).
Si algo de positivo tiene la que fue considerada la frase de ese año, ello debería servir de reflexión al gobierno venezolano, en beneficio de los más altos y caros intereses de
Jesús Peñalver
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