Renunciaste a la vida, fue
tu muerte
admirable señal de
valentía,
tu ejemplo de tesón y de
hidalguía
convirtió tu osamenta en
Brito fuerte.
Valiente hambriento de
justicia, suerte
del héroe quijotesco, fue
tu hombría
el signo inmarcesible,
escudería,
para vergüenza del
gobierno inerte.
Mientras tú nunca fuiste
enajenado,
las voces gobierneras han
tratado,
inútilmente de empañar tu
lucha.
Lo pagarán bien caro este
hamponato,
ayer tus tierras, hoy tu asesinato,
la justicia divina nos escucha.
Jesús Peñalver
31 agosto 2010