Acaso
el tren se salga de su río echando nubes para entrar al mar.
Apenas
la luciérnaga esparza la poca luz del final del túnel, o
se
atreva el arcoíris a brindar todos los matices que se guarda.
Quizá
los apagados semáforos enciendan sus más lucidos colores.
De
repente el horizonte acerque su lejana pena hasta nosotros.
Tal
vez nos hable el mudo mundo que habita la ciudad que nunca visitamos.
No
te extrañe ver crecer estrellas en los
yermos para luego elevarse en extasiado
vuelo.
Nos
haremos, nos hará o sencilla y puramente seguiremos siendo
lo que somos a pesar del tiempo.
A
lo mejor el sol disuelva toda su calidez, la luna se entregue al desencuentro
final
y
una tempestad nos arrope sin dejarnos morir.
Cuando
te ame, no te imaginas…
Si
quieres cierra la puerta, las rendijas
hacen guiños
y los refugios se brindan sonrientes.
Seremos
uno sin dejar de ser uno mismo.
Los
Caobos 5 julio 2013
Jesús
Peñalver