viernes, 16 de mayo de 2014

Llovizna de la tarde aquella



Lluéveme los besos que dijiste, dime dónde y cuándo podemos llevar a cabo la ceremonia sin formas ni rígidas agendas.

Volvería a mojarme por ti, correteando entre carpas y libreras mariposas, buscando una guarida en tu donde.

Recordaremos la tarde aquella en que cómplice,  la lluvia de tanto mojarnos nos secó el hastío.

El pretexto de un libro, la fiesta de una feria o el texto contenido en cúmulos de letras que nos dicen tanto.

Vuelve la tarde a enseñarnos sus dientes de lluvia, mientras pongo sobre ella –imaginándote- las manos y los ojos…

Y siento que me lleno de una inefable luz. Preludio de un encuentro.

Esta llovizna empapa tus mejillas, no llevo paraguas, no lo uses tú.

Jesús Peñalver

Los Caobos setiembre 2013