martes, 19 de febrero de 2013

17 de Noviembre

Un enigma esperaba, la sensación de un viaje con destino imprevisible me inquietaba.

Hoy los recuerdos dóciles, amables compañeros, se me juntan y distancian.

Conmigo la certeza del hondo pensamiento, de lo efímero y posible en el pecho que me libera y me reafirma.

No te sientas con un ala de menos, que el cielo no está gris ni rápido.

Arriba el campo abierto, vuela sin mirar atrás y sueña hacia adelante.

¡Mariposa, ya no te imponga miedo alguno su lámina encendida, ni dejes que tu aliento escape fugitivo!

Alégrate, en tu cielo vuelan aves con tus sueños, y siempre habrá alguien contemplando, queriendo alcanzar sus alas. Tú eres su dueña.

Y si la tarde ardiera en sus filos,  mi pensamiento de caminante incierto vagará con sus pisadas tu sendero invisible.

Y cuando la noche cierre ya sus párpados, quizá volvamos a volar mañana.


Jesús Peñalver

Los Caobos, febrero 2013