domingo, 30 de agosto de 2015

Frontera


“Leí, puta, tu piel”.
Darío Lancini


Yo no sé a ciencia cierta qué ocurrió ni a qué se debió la pataleta esa que llevó a esa cosa aposentada en Miraflores, a cerrar la frontera con Colombia, que por lo que se ve y lo anunciado ayer en la avenida Urdaneta de Caracas, se prolongará y va por partes.

Que si paramilitarismo, narcotráfico, contrabando y un rosario interminable de razones maléficas, más las siete plagas de Egipto en la frontera, pero Maduro, aunque dice tener todas las pruebas, no las presenta ni exhibe una sola siquiera.

La barbarie prefiere espejos complacientes, y no el de la madrastra que dice la verdad sobre sus fechorías y fealdades. Abucheemos los espantos, vivos o muertos...no dejemos que se posen más demonios que los necesarios.

Hay que continuar civilizando la política como todas las actividades humanas, como el deporte, el amor o la cortesía. Conviene enfriar a los fanáticos que aprendieron una sola consigna, se cristalizan en un solo eslogan y no se afanarán en comprender y discutir lo distinto para que no se les quebrante su único y desesperado esquema.

Ser chavista es ser cómplice, y aunque la llegada del chavismo al poder despertó entusiasmos entre organizaciones de izquierda y movimientos populares, concitó a su favor el apoyo de intelectuales, profesionales y artistas, a lo hecho pecho, pero conviene no olvidar los errores del pasado, algunos muy garrafales, precisamente para no repetirlos.

Hoy vemos a muchos dándose golpes en el pecho, al punto de acabar con ellos, pero nunca es tarde para rectificar y asumir los errores y las omisiones, e intentar aportar soluciones, ideas que contribuyan a superar esta tragedia, eso que llaman chavismo que no es otra cosa que la encarnación de la suma de todos los defectos morales del venezolano.

Hoy vemos con tristeza como un miserable, con su lenguaje heredado de matón de barrio y portero de burdel,  sigue convenciendo a un pueblo noble e inerme, escaso de talento para advertir la verdad, y a su lado personajes de la estirpe del yerno del muerto, Jorge Arreaza, a quien se le ocurrió decir: "habían prostitutas paramilitares, venezolanas y colombianas". (sic)
¡Qué putada! Francamente hablando. Olvida o desconoce acaso este personaje que la corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo; que “La Casa Verde” era un burdel y como magnífica novela de Mario Vargas Llosa le mereció el premio Rómulo Gallegos (1969); que con las putas no debe meterse nadie ¿o sí?, pero de otro modo; que Sabina con su canción “La Magdalena” se lió con el vaticano, asunto que pudo resolver como toda gente inteligente.
Pero no, esta peste roja ignora que “en casa de María de Magdala, las malas compañías son las mejores”; que la viuda de Nazaret dijo a Florentino Ariza “Te adoro porque me volviste puta” y que la única hija de la Loca Luz Caraballo se le fue a un serrallo.
Por cierto, para quien esto escribe, que vivan las putas hasta en la frontera con el infierno y más allá, sin prestar atención alguna al régimen nefasto plagado de odio y del más atroz maltrato a los derechos humanos.
Dice bien Elías Pino cuando afirma: Los burdeles fronterizos existen desde cuando hay burdeles y desde cuando hay fronteras”.

Amigos lectores, lo peor del cierre es que se quedó del lado incorrecto de la frontera, y quiero que sepan que yo también me enamoré perdidamente de Pilar Ternera.

Jesús Peñalver