viernes, 22 de junio de 2012

Siembra, a María Teresa Castillo




SIEMBRA

Cuando de mí no quede sino un árbol,
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonidos sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el follaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa.

Escúchame!
Yo aspiro a que vivamos
en las vibrantes voces de mañana. 

Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda d la humanidad:
 en la risa del niño,
 en la paz de los hombres,
en el amor sin lágrimas"

Por eso,
como habremos de darnos a la rosa y al árbol,
a la tierra y al viento,
te pido q nos demos al futuro del mundo.

Miguel Otero Silva

jueves, 7 de junio de 2012

Luna de plenijunio...


Luna de plenijunio

En la hermosa noche de plenilunio
durmió con ella, le arropó su almohada,
era toda una luna nacarada,
sosiego que aleja todo infortunio.


De eventos celestiales, mes de junio
de la pasión, luz de la idea aclarada,
cuando explota de amor una granada
solo él mira en su rostro novilunio.

Y fue la noche tan dichosa y plena,
como la luna tan de luces llena,
ni labios ni miradas más celestes…

tan propicia para una serenata,
sonora y silente, brillante plata,
quiero yo que la luna tú me prestes..


Jesús Peñalver
Junio 2012

miércoles, 6 de junio de 2012

Giraluna Canta en la Ausencia , Andrés Eloy Blanco




Con cuatro días sin carta,
de la ventana a la alcoba,
de la alcoba a la ventana
y entre si duerme o no duerme,
Giraluna canta y canta:

Allá va... me dejó sola,
allá va... sola quedé.
Déjame cerrar los ojos,
que ya no hay nada que ver.

Tengo los ojos cerrados,
me pongo a mirar caminos,
me los prendo al corazón,
empiezo a hacer un ovillo;

voy tirando de los hilos,
los voy enrollando en mí,
los voy enrollando en mí,
los caminos en las manos
se me vienen a morir,

y tanto tiro de ellos,
que se robaron mi afán,
que se vienen devolviendo
y me lo hacen regresar.

Yo tengo en el corazón
una madeja de atajos,
para salirle adelante
al que me tiene esperando.

Vuelve, novio, vuelve, amante,
que se me olvidó en la prisa
darte el sueño de mis ojos
para las malas dormidas.


Vuelve, que se me olvidó
que te iba a colgar del cuello
este escapulario rojo
que me rompe el lado izquierdo;

vuelve, que tengo los ojos
cerraditos, de buscar
adonde se fue aquel beso
que me acabas de dejar;

me lo pusiste en la boca,
por verte, se me olvidó,
y anda perdido de angustia
entre boca y corazón.

Vuelve a que me lo sujetes,
regresa a que me lo des;
seré menos en el beso
que en irte dejando en él.

Quédateme un poco más,
márchateme un poco menos,
véteme yendo de modo
que me parezcas viniendo
y no me grites; adiós!
ni digas "hasta la vuelta";
vete marchando de espaldas
para creer que regresas.

Andrés Eloy Blanco






domingo, 3 de junio de 2012

Sonrisas de cuerpo entero.




Cuando el cuerpo se llena de sonrisas,
se desborda de risas hasta el alma,
el ritmo del reloj pierde la calma
y del amor renacen las cenizas.

El mar y el viento en sus salinas brisas,
sin pedir permiso bailan la palma,
con leve mueca el corazón se ensalma
y late enamorado con sus prisas…

que nada lo detiene, y de igual modo,
corre a llenarse de sonrisas todo
hasta pulsar felices carcajadas…

hasta el instante en que serenamente,
junto al suyo siente lo que el cuerpo siente,
de luces y sonrisas sus cascadas.

Jesús Peñalver





sábado, 2 de junio de 2012

Amor Azul

Amor Azul
Ramera, de todo te di,
Mariposa colosal, sí,
yo de todo te di.
Poda la rosa, Venus.
El átomo como tal
es un evasor alado.
Pide, todo te doy: isla,
sol, ocaso, pirámide.
Todo te daré: mar, luz, aroma.


Dario Lancini

viernes, 1 de junio de 2012

AZUL...


Azul de aquella cumbre tan lejana 
hacia la cual mi pensamiento vuela, 
bajo la paz azul de la mañana,
 
¡color que tantas cosas me revela!

Azul que del azul cielo emana, 
y azul de este gran mar que me consuela,
 
mientras diviso en él la ilusión vana
 
de la visión del ala de una vela.

Azul de los paisajes abrileños, 
triste azul de los líricos ensueños,
 
que no calman los intimos hastíos.

Sólo me angustias cuando sufro antojos 
de besar el azul de aquellos ojos
 
que nunca más contemplarán los míos.

Cruz Salmerón Acosta