lunes, 27 de diciembre de 2021

A CARLOS ANDRÉS PÉREZ, IN MEMORIAM

 


A Carlos Andrés Pérez, In Memoriam

 

En junio de 1998, en plena campaña electoral, fui a la fiesta de cumpleaños de un amigo. El único que no estaba con el golpista era yo. Les llamaba a pensarlo muy bien. “Tú lo que eres es adeco”, me repetían sin cesar y con cara de gallina creyéndome a mí sal.

 

Creo que queda uno solo de aquella fiesta “enchufado” en el gobierno. Pero ahí está. Querían cambio. Tremendo cambio nos dejó. Algunos se arruinaron. Pero no vale Santa Lucía con el ojo afuera. Había actores de TV, hoy arruinados y sin trabajo. Periodistas que tuvieron que irse. Cineastas. Mujeres bellas hoy sin sus tintes ni desodorantes ni los perfumes caros de entonces.

 

“Adeco”, me decían. Yo les respondía: “¿Van a votar por un golpista que causó 300 muertes inocentes?”. Y ellos insistían con la terquedad de un porfiado: “Tú lo que eres es adeco”. Ahora rumian su error. Yo lo decía, estos carajos van a acabar con el país. No me pararon bolas. ¿Cómo van a votar por un golpista que intentó matar al presidente?

 

“Adeco, tú lo que eres adeco”, insistían. Decían que íbamos a cambiar. ¡Na guará!, tremendo cambio. Al siglo XIX con masa de maíz sancochado en leña, no hay mantequilla, se va la luz y casi en carro de mula y de ñapa una constituyente de cabrones como la de Páez o Monagas. Ahí está tu cambio. Les hablé de hacer memoria, de la conveniencia de describir todos los actos contra CAP desde El Caracazo, su condena, las siniestras barbas del sátrapa Fidel Castro el ascenso del golpista como conspiración.

 

CAP había descabezado las dos intentonas militares y aunque algunos filibusteros le soplaban desconocer las instituciones, aceptó ser enjuiciado. Y el 8 de noviembre de 1992, el inmortal José Vicente Rangel denunció la malversación de 250 MM de Bs. de la partida secreta del Ministerio del Interior.

 

Gente apreciada que no entendía o había olvidado el papel del Fiscal General, entonces Ramón Escovar Salom, cuando inició el antejuicio de mérito y el 20 de mayo de 1993, la CSJ lo declaró con lugar. Por cierto, para defenestrar a CAP del poder, la conspiración contó con esa extinta corte suprema de justicia, comprometida hasta las vísceras en esa vaina.

 

Intenté hacerlos entrar en razón, pero no, solo me espetaban “tú lo que eres es un adeco insoportable”. Insistí en decirles que, sometido al amañado juicio, CAP aceptó la sentencia de una corte hasta los tuétanos en la conspiración. Que el presidente CAP se sometió a los designios de la misma corte que después rechazó inhabilitar al golpista. Que CAP aceptó la espuria sentencia de un “supremo tribunal” que le regaló al golpista la constituyente inconstitucional para que se cogiera el poder.

 

Por cierto, no olvidemos, y en mi caso con profundo respeto y devota admiración, la defensa de CAP dirigida por el eminente doctor Alberto Arteaga Sánchez, un magnífico tratado de derecho.

 

Querían un cambio, jugaban a la antipolítica, olvidaban la conveniencia de reivindicar la política como el deporte, el amor, la cortesía y las buenas costumbres. Enfrascados en un loco cambio, apoyado en la “gesta” de un desquiciado milico golpista, ruin, mediocre, resentido y delirante.

 

Yo insistía en hablarles de la historia reciente, de la favorable memoria para no incurrir en los mismos o peores errores del pasado. Precisé que el 20 de mayo de 1993, la csj consideró que existían méritos suficientes para culpar a los involucrados en el caso de corrupción. Al día siguiente, suspendían al presidente CAP del ejercicio de sus funciones.

 

El 30 de mayo de 1996 la sentencia del magistrado Luis Manuel Palís condenaba a CAP a dos años y cuatro meses de arresto domiciliario. Un adefesio jurídico porque si la partida esa (era) secreta), ¿por qué habría entonces que revelar su uso?

 

Y para más INRI, el 19 de enero de 1999 la extinta y cómplice csj (la misma), decidió que sí era posible consultarle al pueblo sobre convocar una asamblea constituyente. “Una Asamblea Nacional Constituyente que elaborara una nueva Carta Magna acorde con los nuevos tiempos que le tocaría vivir a la República”. Así decía la sentencia. Mejor dicho, ese despropósito, ese fallo amañado y aborrecible.

 

De esto, obviamente, no les hablé porque adivino no soy; pero en casos similares y con cierta experiencia, uno podría atreverse a vaticinar los daños que pueden causar unos golpistas que llegaron al poder con sus ideas explosivas y planes diabólicos, con marcado resentimiento, y la infame intención de destruir a Venezuela, no sin antes llenar sus bolsillos con recursos del erario.

 

Imposible olvidar a aquella inefable exmagistrada y su peregrina tesis de la “supraconstitucionalidad”. Allí tienen, pues, cojan su “supraconstitucionalidad”.

 

Yo insistía en mis argumentos disuasivos. Caldera II sobreseyó al golpista y su combo, quien nunca fue a juicio por no confiar en la justicia. De allí que no fuera sentenciado. El difunto golpista nunca fue indultado, pues nunca fue a juicio, ergo, nunca fue sentenciado. Caldera II lo sobreseyó.

 

No es como algunos dicen por ignorancia jurídica y de los hechos. Chávez y su combo golpista fueron sobreseídos, NO indultados. Hugo Chávez y 200 de su grupete incurrieron en el delito de rebelión militar en el año 1992, cuando insurgieron en contra del gobierno legítimo del presidente constitucional señor Carlos Andrés Pérez.

 

En dos años Chávez y su grupete de golpistas, nunca fueron sentenciados, por lo que no podían ser indultados. Recibieron sobreseimiento. Caldera no podía inhabilitar al golpista Hugo Chávez y su combo, porque la Constitución de 1961 no lo permitía. ¡Tremendo cambio!

 

Réquiem por el presidente Carlos Andrés Pérez, defenestrado injustamente del poder por un gentío, hasta los tuétanos metido en la jugada.

 

Jesús Peñalver

miércoles, 22 de diciembre de 2021

APERTURAR ENTRA AL DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOL

 

APERTURAR

Sabía que algún día el verbo entraría a formar parte del cúmulo de vocablos que integran el Diccionario de la Lengua Español (DLE), porque sencillamente su uso recurrente e inveterado así lo marcan y definen para que ello sea así. No es otra cosa que incluir en el DLE aquellas palabras arraigadas en el uso continuo.

Para esta nota, confieso, he echado mano a unas que escribió hace años el académico, doctor Alexis Márquez Rodríguez.

"Aperturar" es un infinitivo derivado del sustantivo "apertura". Este, a su vez, deriva de su equivalente latino "apertura", proveniente del verbo "aperire". "Apertura" entra del Latín al Castellano, como una expresión culta, hacia 1800.

Sobre el verbo "aperturar" había escrito y hablado el académico barines, tanto en radio, en TV y en sus columnas en distintos diarios nacionales. No obstante, siempre –muy a menudo- numerosas personas le consultaban al respecto, generalmente con la convicción de que les debía responder condenando dicho verbo.

Quien esto escribe coincidía y hoy también, en que el verbo "aperturar" no nos gustaba, además de que es (era) innecesario.

Por eso no lo uso, ni nunca lo usaré. Pero una cosa es que a uno no le guste una palabra o un giro idiomático, y otra es que estos sean "incorrectos", palabra esta que tampoco me gusta, sobre todo cuando se aplica a cuestiones de la lengua.

"Aperturar" es un infinitivo derivado del sustantivo "apertura". Este, a su vez, deriva de su equivalente latino "apertura", proveniente del verbo "aperire". "Apertura" entra del latín al castellano, como una expresión culta, hacia 1800.

Mucho antes, desde el siglo XIII, se usaba sólo "abertura", que significa lo mismo, por lo que el cultismo "apertura" en cierto modo entró al castellano como un intruso, que pretendía desplazar al castizo "abertura".

Afortunadamente ambos lograron coexistir, y el uso estableció entre ellos, aun siendo sinónimos, una cierta diferencia semántica. La intuición nos dice cuándo utilizar uno u otro.

¿Quién y porqué importó del latín ese "apertura", que originalmente debió de parecer impertinente? Difícil saberlo.

"Aperturar" es un derivado perfecto y natural de "apertura", formado con estricto apego a las normas de derivación de nuestro idioma.

 Es, pues, una derivación legítima. Entonces, ¿por qué condenarlo? ¿Simplemente porque no nos guste? En materia de lenguaje las cosas no son tan simples. En el Diccionario panhispánico de dudas se dice de "aperturar" que "Su uso no está justificado y debe evitarse", lo cual es enteramente válido.

Sin embargo, su uso, a partir de la jerga bancaria, donde se comenzó a emplear, se ha ido extendiendo en forma arrolladora, y va a ser muy difícil, si no imposible, desarraigarlo.

Sobre todo, porque es uno de esos fenómenos lingüísticos –errores, rarezas, alteraciones del habla, incumplimiento de normas...– más propios de gente culta, de alto nivel escolar, que, de gente inculta o ignorante, lo cual los hace prestigiosos e imitables.

Hay que tomar en cuenta también que "apertura" es un sustantivo irregular, pues lo regular y lógico hubiese sido que de "abrir" derivase "abrida" (como "partida" deriva de "partir", el verbo paradigmático de la tercera conjugación), o quizás "abridura", lo cual hubiese hecho prácticamente imposible la formación del infinitivo "aperturar".

Pero al no haber sido así, la existencia del sustantivo "apertura" hacía de hecho inevitable y natural que se formase ese "aperturar" que a tanta gente mortifica.

En todo caso, ante hechos como ese, muestras del extraordinario dinamismo de la lengua, queda el recurso arriba mencionado: no usar aquellas palabras y demás expresiones que no nos gusten. En Castellano siempre hay muchas formas válidas de decir lo mismo.

 

Jesús Peñalver

 

Nota: Si alguna utilidad o mérito tiene este escrito, es absolutamente del doctor Alexis Márquez Rodríguez