martes, 9 de noviembre de 2010

CARTA A LOS DIRIGENTES POLÍTICOS

Advierto que leerán de seguidas un auto plagio; se trata de una misiva que se nos ocurrió hacer pública hace exactamente un año, pero vistas las circunstancias invariables que la motivaron, penosamente he considerado pertinente su reenvío, con algunas leves variantes.

En ocasión de la temporada pascual, con su carga de fe y esperanza, les hice una propuesta humanitaria a todos los dirigentes políticos de Venezuela, tanto del sector oficialista como del opositor: recoger firmas y entregárselas al presidente Hugo Chávez Frías, para que en nombre del humanismo socialista que pregona, dicte medidas de libertad a todos los presos políticos, en especial a quienes están en prisión sin que hasta ahora se les haya dictado sentencia.

A los dirigentes oficialistas les recordé que los presos políticos y sus familiares pasarían una muy triste Navidad más en las mazmorras de la Disip, o como se llame, y Ramo Verde; que copartidarios del presidente Hugo Chávez al parecer han olvidado que su máximo jefe, en el año 1994 recibió la gracia presidencial del sobreseimiento de su causa de parte del presidente Rafael Caldera, en secreto acuerdo con el jefe adeco Luis Alfaro Ucero y el apoyo de los miembros del Alto Mando Militar. Todos ellos estuvieron de acuerdo con la libertad a los militares alzados en 1992 “para sanar las heridas en las fuerzas armadas causadas por los levantamientos del 4F y el 27N” con sus secuelas de heridos y muertos que enlutaron a humildes hogares venezolanos.

Igual llamado formulé a los dirigentes del sector opositor: los presos políticos van a pasar una Navidad más en los calabozos de la Disip y Ramo Verde, sin mediar sentencias; ellos, los comisarios Iván Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero, y los efectivos policiales, víctimas de juicios aplazados vulgar e inconstitucionalmente, mientras la Fiscalía y la Defensoría son incapaces de velar por el Estado de Derecho.

Como se sabe, estos venezolanos ya fueron condenados en absurda sentencia, lo cual nos llevó a creer que la justicia mira de reojo.

Vale recordar al ex diputado Juan José Caldera, quien se refería a la decisión de su padre del sobreseimiento al teniente coronel Hugo Chávez Frías, que como presidente electo a Rafael Caldera se le acercaba la gente para susurrarle, que “lo soltara” y recordó que el mismo día de su toma de posesión, Patricia Poleo hizo pública una “extremadamente afectuosa” carta suya a Chávez en El Nuevo País, donde entre otras cosas le dice que Caldera "seguramente te abrirá las rejas de la cárcel donde estás. Ojala lo haga, yo, insignificante venezolana, se lo agradeceré siempre". Cinco días más tarde el presidente Luís Herrera se pronunció a favor de la liberación de los golpistas que aún permanecían detenidos.

El 8 de febrero, seis días después de la toma posesión de Caldera, la Causa R introdujo ante el Congreso Nacional un nuevo proyecto de ley de amnistía y en la campaña de 1993 lanzó la candidatura de Francisco Arias Cárdenas al Congreso, pero no la pudo inscribir porque aún estaba en las filas del ejército.

El sobreseimiento -explica el ex parlamentario- es la terminación anticipada de un proceso penal en el que aún no ha habido sentencia y que se declara concluido por razones de interés general” y se fundamenta en el artículo 54, numeral 3 del Código de Justicia Militar, que atribuye al Presidente de la República la facultad de "ordenar el sobreseimiento de los juicios militares, cuando así los juzgue conveniente, en cualquier estado de la causa".

En entrevista con César Miguel Rondón el 2 de junio de 2003, el presidente Caldera dijo que “la libertad de Chávez fue una consecuencia de la decisión que se había tomado con todos los participantes de los alzamientos del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre” que comenzó a dictarlos el propio presidente Pérez, “que fue el Presidente que estaba en Miraflores cuando ocurrió la sublevación; continuaron durante el Gobierno del presidente Velásquez y cuando yo asumí habían puesto en libertad a casi todos, por no decir a todos, los participantes de la acción”.

En esa entrevista Caldera también recordó que Claudio Fermín, Oswaldo Álvarez Paz y Andrés Velásquez, sus principales rivales en la contienda presidencial del 93, se pronunciaron públicamente a favor de una amnistía general para todos los golpistas del 92 y se comprometieron a ponerlos en libertad.

Vale la pena también recordar que el 2 de abril, se produjo la “marcha del silencio” que exigía la libertad de los insurgentes y la renuncia de Carlos Andrés Pérez y el 27 de abril el propio ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, visitó personalmente a los detenidos en el Cuartel San Carlos y prometió abogar para que fueran puestos en libertad “siempre y cuando demuestren un sincero arrepentimiento por sus acciones en contra de la institucionalidad".

Hugo Chávez fue liberado el 27 de marzo de 1994 tras el sobreseimiento que le otorgó Caldera, como parte de un acuerdo político con sectores de izquierda, como el MAS y el PCV, []para lograr apoyo a su gobierno.

Hoy en Venezuela, hay activistas, empresarios y militares venezolanos, o detenidos por razones políticas o por orden presidencial, con juicios paralizados por órdenes superiores, o exiliados por temor a ser detuvimos sin fórmula de juicio, de acuerdo a denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, también llevados a la Corte Penal Internacional de La Haya, según declaró Herman Escarrá a El Nuevo Herald: “Hemos denunciado la violación de las garantías judiciales para estos detenidos. No se cumplen los lapsos, los jueces no dan las audiencias correspondientes y cualquier excusa es válida para mantener paralizados los procedimientos” y citó entre los casos más notables, los de los generales Rafael y Felipe Rodríguez, los comisarios Simonovis, Vivas y Forero y el joven empresario Gustavo Arráiz, que lleva buen tiempo detenido, luego que fuera apresado en Panamá por orden del presidente Chávez y traído a Venezuela sin que mediara procedimiento policial o de extradición.

Hoy corre una triste muy triste y similar suerte la jueza María de Lourdes Afiuni, curiosamente presa por incurrir, supuestamente, en “corrupción sin haber recibido un centavo”, al menos no está comprobado; pero lo que sí ha quedado en evidencia es el maltrato, la saña y la cobardía con que se le ha tratado, no solo en su condición de ciudadana venezolana, jueza de la República por concurso, sino como mujer y madre venezolana. La justicia no ha sido ciega con esta digna mujer.

La bloguera venezolana Martha Colmenares, directora del Grupo 11 “Queremos Saber”, señala en su página (www.marthacolmenares.com) que “los presos políticos en Venezuela tienen dos enemigos: un Poder Judicial que es la negación de la justicia y el olvido por parte de la nación”.

Tienen la palabra la dirigencia política y el Sr. Presidente, quien en este preciso instante, o está compartiendo con su honorable familia, o pensando cómo hacerlo en estos tiempos de adviento y navidad.

Jesús Peñalver

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