miércoles, 28 de julio de 2010

ARTISTAS, DEPORTISTAS, SOCIALISTAS …

La presencia en el país de artistas, deportistas internacionales e intelectuales de “renombre”, afectos al gobierno, tiene sus motivaciones, requerimientos y desde luego, sus respectivas contraprestaciones. Ello explica el astronómico “aporte” dado a Danny Glover para realizar un largometraje basado en la vida de un personaje haitiano, mientras muchos creadores venezolanos tienen que hacer de tripas corazones para llevar a la pantalla grande sus obras, a no ser que estén a favor de la política oficial y aplaudan irrestrictamente como focas todas las ocurrencias de quienes están llamados a atender la rectoría del cine venezolano; digo cine por mencionar solo un quehacer dentro de nuestro proceloso sector cultural.
La visita de Glover, Sean Penn, Kevin Spacey, la modelo Campbell no es de gratis –me explico- alguna contraprestación buscan o se les ha ofrecido para que vengan al país a convalidar en cierto modo las cosas que aquí ocurren, y que por mucha faramallería, perfomances y espectacularidad se monten en torno a estas estrellas, la situación resulta inocultable.
La de “El Pibe” Maradona, moral y éticamente cuestionada con abundantes razones, no se queda atrás. Y seguramente seguirán viviendo otros que, recomendados o no, pasarán a engrosar la lista de foscas adineradas capaces de aplaudirá hasta rabiar lo que le pongan antes sus ojos o narices. Total, “astro argentino” quí debe sentirse muy bien, como volando, en su trono, importándole un pito lo que ocurra a su alrededor, en fin ..una nota, pues.
Mientras estos chupadólares son invitados a constatar in situ la “revolución bonita”, porque probablemente han asentido con anterioridad sobre el actuar del gobierno anfitrión, otros son sencillamente desdeñados. Fíjense: Vargas Llosa ganó el Premio Rómulo Gallegos con su obra ”La Casa Verde” y Carlos Fuentes hizo lo propio con “La Cosa Nostra”, acontecimientos que en situaciones normales de la República justificaría la invitación a estos laureados autores y honor que le harían a la patria con su presencia, enalteciendo el hecho literario venezolano; pero estos creadores no han sido y por lo visto tampoco serán convidados a ningún festín oficial, toda vez que mantienen un pensamiento distinto, y no han ocultado su posición crítica al actual gobierno.

Como se sabe, los organizadores tuvieron que suspender las presentaciones del cantante español Alejandro Sanz, debido a un pase de factura por unas declaraciones que diera el cantautor hace un par de años. Por cierto, Sanz recibió apoyo de otros artistas que vieron en el hecho una muestra más de intolerancia y retaliación (Juanes, Zuchero entre otros)
Su compatriota Joan Manuel Serrat, quien estuvo en el país recientemente junto a Joaquín Sabina, ambos fueron consultados sobre el intolerante gesto que afecto a Sanz y que impidió. Claro, fueron comedidos en sus respuestas; sin embargo el talante libertario del catalán, y el desenfado y rebeldía de Sabina, nos permitieron conocer, posteriormente, la opinión de estos grandes artistas españoles.
No se trata que sean eunucos mentales, sin pensamiento propio, ni inclinaciones políticas definidas, porque recordemos “que las palabras no salvan, pero el silencio condena”. Desde luego tienen sus propios criterios y derecho tienen a expresar sus opiniones, pero resulta bochornoso el aprovechamiento grosero de las circunstancias que significa venir al país y a manera de trueque recibir prebendas y canonjías, a cambio de su “espectacular” presencia, posando para la foto y pasando por la caja.
Y produce más enojo cuando constatamos a cada rato las miserias humanas de los funcionarios que desconocen –motu proprio- la valía de artistas patrios que han dado tanto a la humanidad, y a cambio solo reciben el oprobio y la injusticia en el trato, estén vivos o muertos. Ocurrió recientemente con el Maestro Aldemaro Romero, el grande Graterolacho y a Simón Díaz, el tío de Venezuela, lo botaron del canal 8 y de qué manera!!!
A Fabiola Colmenares en Venevisión le cobraron una enorme factura que no debía, pero su belleza física, y sobre todo su espiritual encanto, se impuso a la intolerancia y nos hizo ver donde están los verdaderos sumisos, adulantes y mercaderes del talento de nuestros apreciados artistas y del talante democrático de la mayoría de los venezolanos.
De la piedra que es Oliver no hablaré.

JESUS PEÑALVER

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