jueves, 23 de febrero de 2012

DESCANSE USTED, SEÑOR PRESIDENTE!

 Al momento de pergeñar esta nota, en la Asamblea Nacional está discutiendo –bueno, es un decir- el otorgamiento de la autorización para que usted acuda una vez más a la isla de Cuba, a realizarse otra intervención en el mismo sitio de su humanidad, y en el marco de la incalculable confianza que usted ha depositado, desde hace mucho tiempo, en la medicina insular.

Vaya, señor presidente, que las oraciones de sus seguidores, y de algunos o muchos de los que no lo siguen, quizá ayuden –ojala así sea- a su pronta recuperación, para que pueda retornar al ejercicio de su mando y pueda asistir, mejorado, a los comicios de octubre de este año 2012

No votarè por usted, nunca lo he hecho, y tampoco por el candidato que usted pudiera eventualmente designar, por la sencilla razòn que pienso distinto a su modelo de paìs, a su visiòn de la polìtica y de la ecónomìa, a su desapego y constante incumplimiento a las reglas democràticas que lo llevaron al poder que hoy detenta, y marcadamente, por su afàn continuista, lo que de suyo, contradice el pàrrafo 5º del famosìsimo Discurso de Angostura que pronunciara Simòn Josè Antonio de la Santìsima Trinidad…

Por ahora, debo decirle respetuosamente que me preocupa la salud del paìs, y a usted, como lo han señalado importantes voceros de la oposición democràtica venezolana, incluido el candidato recièn escogido en libèrimos comicios primarios, le deseo larga vida, pero no asì a su pèsimo gobierno.

Descanse, Señor Presidente, hàgalo por su familia, hàgalo por el paìs, y por la gente que aùn cree en usted. Haga realidad sus promesas de recogimiento y  sus propòsitos de enmienda, tantas veces echados a correr.
Un acto de contrición suyo bueno serìa para apaciguar los ànimos de sus seguidores, fanàticos ayatolàs que ven enemigos en todos lados; son incapaces de entender que la gente tiene derecho a pensar distinto, a ser diferentes en la unidad de propòsitos, individuos en la diversidad.

Señor Presidente, la salud del paìs requiere del concurso de todos, y allì està usted tambièn, el ser humano, con virtudes y errores. Nadie se crea infalible, poseedor de facultades mesiànicas ni sabelotodo. La muerte la tenemos detràs de la oreja, y eso sì, nadie se muere porque otro lo desee, ni nadie vota por làstima.

En sus manos està la recuperaciòn de su salud, lo cual conlleva, sin duda, la del paìs. Descanse, enfile baterìas hacia ese objetivo, vuelva a mandar y prepàrese para la derrota electoral. Ha hecho bien usted al afirmar que reconocerà la victoria del candidato civil de la oposición democràtica venezolana, de modo que esa convicción ayudarà a que, al menos en ese sentido, la historia le absuelva de tantos desatinos.

Conmine a la clase chavista, civiles y miliatares, para que asuman que el reconocimiento de la propia derrota ante la victoria del contrario, es una virtud republicana, propia de los regìmenes que contemplan en sus ordenamientos jurìdicos, el Estado de Derecho, las libertades pùblicas y el respeto por los Derechos Humanos.

Descanse usted vivo, Señor Presidente. Salud!


Jesùs Peñalver







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